Es asombrosa la capacidad que tiene el rock and roll para generar injusticias. Así mientras algunos grupos alcanzan el olimpo de los elegidos demostrando escaso talento, otros tienen que contentarse con ser oscuros objetos de deseo por parte de una minoritaria pero entusiasta legión de fans pese a cambiar parámetros de esta música y haberlos hecho evolucionar otros hasta el infinito.
The Feelies pertenecen a esta última categoría, sumándose a una larga pléyade de personajes ilustres pero olvidados como Dion di Mucci, Alex Chilton, Kim Fowley, Replacements, Big Star, Can o Neu!.
¿Por qué demonios el gran público ha encumbrado -no sin justicia- a contemporáneos suyos como Jesus and Mary Chain, Depeche Mode, U2 y R.E.M. y se olvidan de ellos y de gente como los exquisitos Young Marble Giants? A ver ¿por qué?
Hay que decir que Feelies han sido un grupo único además de mítico, sin parangón, distinto a todos, capaz de hacer de su estilo denominación de origen. Fuertemente influenciados por la Velvet más dinámica y por los Television del glorioso Marquee Moon, iban construyendo magnéticos temas a golpe de batería mientras las guitarras entretejían filigranas en el aire. Las voces, normalmente susurradas, nunca fueron importantes en ellos, pretendían que fueran el acompañamiento instrumental perfecto para conjugar sus sensaciones. La voz principal, al igual que la mayoría de grupos de su época, es un cruce evidente entre Lou Reed, Iggy Pop y Bowie,-es gratificante recordar su participación en Algo Salvaje de Jonathan Demme versioneando el Fame-.
Siempre me parecieron un grupo poco ambicioso a nivel comercial, en parte debido a lo poco cuidado de su imagen: cerebritos universitarios desprovistos de toda pose que les cercenaba admiradores mientras emergían figuras mediáticas como Michael Stipe y Thurton Moore para certificar que la imagen es decisiva en este negocio.
En cuanto a lo musical están mas cerca al concepto de Happy Trails de Quicksilver Messenger Service, o del de Live Dead de Grateful Dead que de otra cosa, sus discos eran vehículos con mucho espacio libre donde expresarse.
The Feelies son música en estado puro, sin edulcorantes ni fuegos de artificio, rica en matices, siempre a la búsqueda de sensaciones por descubrir. Bien harían los clónicos grupos de nuestro país en darse cuenta, como los Feelies, en la tremenda importancia de ser distinto, original y genuino.
DISCOGRAFÍA
Crazy Rhythms en el CBGB
Slipping (into something)
ONLY LIFE.- (1988, A&M)
La consecuente continuidad. Después de experimentar buscando sus señas de identidad, profundizan en el surco labrado en The Good Earth. Convencidos de estar en la senda correcta, explotan las posibilidades (infinitas) de canciones como «On The Roof» y «Let’s Go» pero endureciendo el sonido. Aquí los temas son más recios, tienen más cuerpo, han puesto armazón a la desnudez, y la sencillez casi acústica que desprendía The Good Earth se ha transformado en una poderosa colección de ortodoxos y contundentes temas eléctricos. ¿Sus aspectos? En eso no han cambiado, siguen su estética universitaria, camisas de cuadros de franela, camisetas bajo cazadoras vaqueras y cabellos despeinados. Son los Feelies, queridos, no un grupo indie-moderno de tres al cuarto obsesionado por la moda.
No hay que temer por las canciones, las hay buenas, muy buenas -las más- y grandiosas, (como debe ser)»Deep Fascination» y «Higher ground». Para acabar y dejar las cosas claras, pedazo de versión, ¿cuál? «What Goes On» de quien tú ya sabes. ¿O no?
Deep fascination
TIME FOR A WITNESS.- (1991, A&M)
Han aprendido, conocen el éxito masivo de alumnos aventajados como Pixies y Dinosaur Jr, saben que si quieren ser populares deben ser más… normales. No se lo reprocho. Endurecen aún más su sonido y varían la estructura de los temas para hacerlos mas convencionales intentando encontrar el camino de la comercialidad –hay que pagar el alquiler-, sin duda es una muestra de derrota en ellos, que han venido definiendo un sonido genuino y propio a lo largo de más de 10 años, tan productivo en lo artístico como infructuoso en lo estrictamente comercial.
Las guitarras ya no son aquellos enjambres de abejas en plena producción, son mucho más previsibles, aunque todavía conservan, sobre todos en los temas más largos, -«Find a way» es un ejemplo de aquellas copulaciones de guitarras y aquellos punteos siderales que te transportaban a otra dimensión-. Pese a haber perdido el brillo y la excelencia siguen produciendo excelentes canciones, esas no faltan nunca, «For Now», «What she said» y una espléndida versión (como siempre), la stoogesiana «Real Cool Time».
For Now
HERE BEFORE.- (2011, Bar/None)
Para sorpresa general del personal nuestra banda favorita allá en la ciudad de los NETS cuaja un nuevo cancionero. Si bien es cierto que la dupla Mercer/Million no ha dejado de quemar válvulas en sus ratos de ocio, hace 20 años que no entregan carne fresca y es en 2011, tras un tímido, delicado (y muy fino, todo sea dicho) Wheels in motion en solitario de Glenn Mercer, cuando Here Before nos trae a los Feelies de vuelta. Cuestión premeditada o no – Nobody knows-, la nueva edición les reporta vítores provenientes de la prensa que otrora los ignoró, ensalzando su condición de culto y, qué leches, contribuyendo a que se ganen unas buenas perras en directo, que ya lo merecían. Lo que se aloja en su interior es más de lo mismo (yeah!): Preciosas coplas de querencia acústica («Should be Gone«, «Morning Comes«), momentos de lucidez aterciopelada («On and on«) y algún fogonazo de electricidad contenida («When You Know«, «Time is Right») a años luz, la verdad, de aquellos delirios rítmicos de antaño, pero al fin y al cabo portadores de esa esencia Feelie, esa manera de hacer canciones que les pertenece. Diferente y única.
Morning Comes
Texto por Groovieland (hasta Time For a Witness) y Barce.
Ilustración por Zorro de la Dehesa.