Desenfundar mi vieja plumilla de fanzinero tras varios años de secano y hacerlo acometiendo mi visión sobre el plástico perpetrado por Andrés Herrera «Pájaro» puede parecer tan suicida como innecesaria empresa. Más sabiendo que ilustres rock-critics y artistas como Oriol Llopis, Pedro G. Romero, Álvaro Muñoz «Tarik» o Vidal Romero ya han expresado de manera certera la grandeza de este Santa Leone, llamado a convertirse (si es que no lo es ya) en clásico de la música nacional, con sabias y emocionadas aproximaciones hacia tal enigmático lote de surf cofrade, sin parangón tanto dentro como fuera de nuestras fronteras.
Como buen pájaro, Andrés sobrevuela todas estas fronteras como si no existieran salvo en el mapa, su hazaña no es resultado de una ingeniosa y estudiada mezcla de ingredientes sino consecuencia de una historia de largo recorrido: desde el abastecimiento subversivo de la Base Aérea de Morón en los 60/70 hasta el actual cableado universal de internet, pasando por las mejores plantillas del rock andaluz, el imaginario popular que se asienta en las entrañas de Andrés tiene sin embargo origen en el profuso goteo fílmico que recibiera de niño, a través del pequeño cine sevillano en el que su padre proyectaba películas de toda índole.
Solo así se entiende que no haya nadie mejor que él desde su provechosa posición para empastar tal cóctel de referencias, sonidos, épocas y culturas. Tras tantos años acompañando a otros desde un orgulloso segundo plano, por fin ajusta todas sus cuentas personales en Santa Leone.
Cómo viajar sino desde las surferas playas Californianas de Dick Dale, pasar por Memphis a reverenciar al Soleado Elvis, saltar el Océano Atlántico y caer de bruces en la absurda y apasionada Sevilla de solemnes actos procesionales e incienso, batirse en un duelo a vida o muerte en los desiertos Almerienses con la bendición de un Morricone que además habrá de acompañarnos atravesando el Mediterráneo hasta la Italia Romana, la del Emperador Celentano y sus Centuriones. Cómo hacerlo sin marearse, sin perder el juicio (o casi) y que no se noten las costuras porque no las hay, en poco más de media hora. Esta es la grandeza y el misterio del Pájaro, herencia directa de su mentor y patrón, nuestro admirado Silvio Fernández Melgarejo.
Santa Leone es la redención y merecida coronación de Andrés Herrera, privilegiado maestro a la guitarra, virtuoso sin vacías filigranas, prodigio con alma bailando sobre las cuerdas, y el descubrimiento de una personal voz, profunda y humilde, con mucho más que decir que la mayoría (o quizá lo mismo de siempre) pero con la honestidad del que casi pierde las alas en el camino.
Seguro que ya sabes de qué va esto, pero por si no te parece suficiente garantía o has llegado aquí sin leer la mitad, te diré que al festín están invitados Vips como Kiko Veneno, Raimundo Amador, Dogo, Gecko Turner o Julian Maeso.